¿Vamos a por el segundo hijo?
Cuando imaginamos nuestra vida con niños, lo más habitual es fantasear con dos o más hijos. Luego, sin embargo, cuando llega el primero es cuando dejamos de ver la maternidad como algo idílico y nos enfrentamos a la realidad. Una realidad preciosa y, en muchos momentos, mucho mejor de lo que nunca hubiésemos podido imaginar, pero también llena de momentos difíciles, de cansancio, dudas, cambios, etc. Cuando nuestro primer hijo es aún bebé, solo podemos pensar en él, en sus necesidades, en las nuestras, y el ritmo frenético del día a día de mamá y papá primerizos nos engulle, obligándonos a vivir al día y a hacer pocos planes. Con el paso de los meses, de los años, de lograr ver la maternidad con más perspectiva y valorarla de forma más relajada, la idea de tener otro hijo vuelve a nosotros de forma natural. Hay muchos motivos por los cuales uno puede querer un segundo hijo, y también hay una serie de cuestiones que, sin obsesionarse, es bueno conocer y valorar a la hora de tomar esa decisión.
Solemos pensar en dos hijos porque como padres lo deseamos y para dar un hermano/a a nuestro primogénito. Ese primer hijo por el que vamos a sufrir pensando cómo va a reaccionar ante la llegada de un bebé a casa. Pues bien, probablemente haya que prepararlo menos de lo que creemos: los niños se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor (embarazo, cambios en casa, conversaciones sobre el nuevo retoño, etc.) aún no explicándoselo con palabras. Es bueno hacerlo partícipe de la nueva situación, pero sin darle una trascendencia exagerada que podría hacerlo preocuparse más de lo debido por su nuevo rol en el hogar. Tengamos igualmente en cuenta que no podemos aspirar a que sienta o razone come lo hacemos los adultos; hay que acompañarle en sus dudas, sus preguntas y sus reflexiones, si las hace, sin forzar ni evitar ningún argumento.
Por lo que respecta a los padres, es cierto que ya sabemos lo que es tener un hijo. Naturalmente, la experiencia entre el primero y el segundo cambia (nosotros abordamos la situación de manera distinta, y cada niño o niña es único). Además, la planificación familiar que conlleva la presencia de un niño ya la conocemos, y muchas de las cosas necesarias para el bebé las puede “heredar” de su hermano mayor (los muebles de habitación bebe, la silla de madera, la trona evolutiva . . . ). La experiencia que tenemos nos ayudará asimismo a preocuparnos menos por cosas que luego resultan ser poco importantes, a relativizar los altibajos de la crianza y, en definitiva, a dejarnos llevar más por el sentido común que por la cantidad de artículos y experiencias leídas y oídas, a menudo muy contradictorias y que nada tendrán que ver con la nuestra.
No existe un momento ideal para ser padres de un segundo hijo; varía en gran medida de la situación socioeconómica familiar y no hay un criterio mejor que otro para planificar esa segunda paternidad. Si los hermanos se llevan poco tiempo crecerán casi juntos, para los padres supondrá una mayor carga pero más concentrada en el tiempo y los dos niños o niñas podrán compartir muchos juguetes, amistades, etapas de crecimiento, etc. Si dejamos pasar más tiempo, el hermano mayor tendrá más conciencia y podrá involucrarse más en la crianza del bebé, estableciéndose de la misma forma una relación de hermanos plena.
Nada está escrito y ninguna opción es mejor ni peor para nadie en términos absolutos. Desde NUUN solo tenemos claro que, tanto juntos como separados, cada pequeño (y no tan pequeño) se sentirá especial en sus muebles evolutivos NUUN KIDS DESIGN.
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