¿Cómo protejo la piel de mis hijos en verano?
Agosto. Ya casi todos nos hemos instalado en algún pueblo de playa, nos hemos traído más de media casa a cuestas y nos disponemos a pasar las próximas semanas disfrutando del mar, de los juegos en la arena y del sol. El sol. Ese elemento tan soñado durante todo el año es un arma de doble filo. Tan beneficioso, en su justa medida, como dañino cuando abusamos de él. Y las vacaciones estivas, en que muchos pasamos largos ratos al aire libre, son el momento en que más precauciones hay que tomar. Tanto en nosotros mismos, los adultos, como muy especialmente en los niños, ya que los daños solares a su piel pueden ser más graves y somos nosotros los responsables de prevenirlos.