Los beneficios de cocinar en familia

Los beneficios de cocinar en familia

Una forma ideal de mejorar la relación de los niños con la comida, potenciar su creatividad y fomentar la comunicación entre padres e hijos

Muchos estaremos todavía con la “resaca” de Halloween, la “Castanyada”, o como cada uno celebre este 1 de noviembre. Además, después de un puente de cuatro días (¡los más afortunados!), puede ser que muchos nos hayamos excedido. En primer lugar, keep calm y ¡que nos quiten lo bailado! Tomemoslo como una perfecta ocasión para retomar los buenos hábitos. Unos buenos hábitos que somos partidarios de inculcar desde pequeños a nuestros hijos, y qué mejor manera que hacerlo que cocinar con ellos. Por este motivo, hoy en este post os hablamos de los beneficios de cocinar en familia y os proponemos recetas fáciles, divertidas y saludables para preparar con nuestros pequeños chefs.

Cocinar con niños requiere tiempo y paciencia, pero es sin duda una inversión muy valiosa para que ellos construyan una relación de placer con la comida y se interesen por el cuidado de su alimentación. Además, el manejo de los ingredientes, de los utensilios y el hecho de conocer más y mejor texturas, colores, olores, etc. potencia su creatividad, algo que podrá luego aplicar a todas las esferas de su vida académica y personal. Los encuentros familiares en la cocina, en un entorno relajado, son además una ocasión idónea para ponerse al día de lo hecho en el colegio y en el trabajo, de hablar sin prisas y, en definitiva, de fomentar la comunicación entre la familia. Por otro lado, aunque comer es un placer, también “toca” cocinar cada día aunque no tengamos ganas, con lo que haciéndoles partícipes de lo que sucede en la cocina los responsabilizamos de las tareas domésticas y de la cooperación en el hogar.

Una de las propuestas que les va a hacer más gracia es preparar galletas. En este caso, las queremos lo más sanas (¡y fáciles!) posible, así que las haremos de copos de avena mezclado con plátano maduro aplastado. Crearemos bolitas, a las que podemos añadir trozos de chocolate, trocitos de fruta, frutos secos, etc. y simplemente las hornearemos un ratito, hasta que estén crujientes (no llevando harina, tened en cuenta que no quedan muy duras) y doraditas. Esta receta les encantará, ¡y la pueden preparar ellos de principio a fin! El mismo método “bolita aplastada” lo podemos llevar a cabo en versión salada, elaborando hamburguesas con carne picada, legumbres cocidas, verduras, y los ingredientes que queramos incluir. Sazonaremos la masa, les daremos la forma, ¡y al horno o a la sartén!

Para las cenas, ahora que viene el frío, un recurso fácil, nutritivo y que gusta a pequeños y mayores son las cremas. Aunque a veces tengan cierta mala fama entre los niños, si las preparamos con ellos, les va a resultar algo más conocido, divertido y apetitoso. Podemos elegir juntos las verduras que queremos incluir en el mercado o supermercado: ir a comprar con ellos es un ejercicio muy recomendable, ya que además de responsabilizarse de las tareas domésticas, podemos contar con ellos para elegir juntos lo que nos apetezca cocinar y comer. Así, cuando lo tengan en la mesa se sentirán partícipes de esa comida y les hará más ilusión ver el resultado de la elaboración. Volviendo a la preparación, elegiremos las verduras, las pelaremos y cortaremos en trozos, y las pondremos a cocer. Más fácil, imposible. Según la edad del niño, podrá ayudarnos en esos pasos previos o en triturar las verduras en el minipimer (algo que les hace mucha gracia, si bien tendrá que ser siempre con la supervisión de un adulto y estando muy atentos a no meter la mano en el recipiente mientras el aparato esté activo) o podrá colaborar en decorar la crema una vez, por ejemplo rayando o esparciendo queso por encima, echándole algún fruto seco previamente roto en trocitos, espolvoreando alguna especie por encima… Aunque parezca que la función del niño o niña en este caso es mínima, el hecho de que contemos con ellos para llevar a cabo alguno de los pasos de la elaboración o presentación, para él será muy significativo y halagador. También podemos invitarlo a servirnos la crema de la fuente, algo que vale para todas las comidas.

Para las noches de viernes, en que las horas se alargan y toda la familia nos relajamos un poco, podemos preparar una pizza casera, bien haciendo la masa nosotros con harina, agua, levadura y una pizca de sal (¡una verdadera manualidad!) o comprándola. Posteriormente, elegiremos los ingredientes (podemos personalizar las pizzas si hacemos más de una o las hacemos pequeñas) y así nos aseguramos de comerlas como nos gustan. Es una receta fácil de hacer y, sobre todo, ¡muy creativa!

Como hemos visto, hay muchas recetas muy sencillas y efectivas en las que la colaboración del niño no será un estorbo. Y así, a medida que se haga mayor, coja destreza y adquiera más habilidades, podremos preparas cada vez cosas más elaboradas, reduciendo tiempos y aumentado complicidad entre los miembros de la familia e interés por la cocina y la alimentación. Si el niño o niña es aún pequeño, podrá compartir mesa con los adultos sentado en su trona evolutiva oueat o tomarse tentempiés durante el día sentadito en la silla osit. Ambas cuentan con una amplia bandeja donde podrán comer cómodamente y se pueden lavar perfectamente, facilitando las cosas a los padres y madres. Además, con las patas de madera Ustructure (la estructura de la trona evolutiva osit) es ideal para cocinar con niños, ya que poniéndose de pie en ella llegan perfectamente a la encimera, permitiendo al niño o niña ayudarnos a cocinar a una altura similar a la nuestra. 

Y vosotros, ¿Cocináis con vuestros pequeños? ¿Cuáles son vuestras recetas estrella? ¿Qué capacidades ha aportado la cocina a vuestros hijos e hijas?

 

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