Niños y animales, la pareja perfecta

Niños y animales, la pareja perfecta

Los beneficios para los menores de convivir con un animal

“Mamá, papá, quiero un perrito”. Y así mil y una veces, cada día. ¿Os suena? Muchos son los niños y niñas que piden a sus padres tener un perro u otro animal de compañía. Si bien esta decisión no puede ser nunca fruto de una petición caprichosa de un menor, son de sobra conocidos los beneficios de compartir la vida con un animal para nuestros hijos e hijas.

En primer lugar, a la hora de decidir tener un animal en casa, es fundamental que tanto pequeños como adultos hayan reflexionado sobre lo que implica hacerse cargo de un ser vivo que requiere de frecuentes cuidados, atenciones y gastos. Volvemos del verano, una temporada especialmente dura en lo que a abandonos se refiere, y en muchos casos es fruto de la tenencia irresponsable de perros, gatos y otros animales domésticos. Los padres y madres deberán hablar detenidamente con sus hijos sobre el cambio que supondrá en sus vidas tener un animal, y si todos (especialmente los mayores, los más conscientes) se comprometen a asumirlo, se puede llevar adelante esa nueva y maravillosa etapa en la vida familiar.

Si antes de coger un perro, el animal de compañía por antonomasia, la familia quiere “probar” cómo se organiza con la llegada de un animal, una buena opción es empezar por cuidar a un hámster o conejo, animales que no tienen que salir de casa, más fáciles de gestionar, de transportar, y de vida más corta.

Niño_hamster

Para la familia, el hecho de contar con un animal al que cuidar las 24 horas del día, los 7 días a la semana, supondrá una oportunidad de oro para educar a los pequeños en las tareas del hogar, las responsabilidades hacia el animal y hacia la casa y sus miembros. Si bien habrá que adaptar las tareas a las capacidades y edad del niño niña, éstos estarán implicados de una u otra forma desde pequeños con el cuidado del animal, hecho que fomentará en ellos el sentido de la responsabilidad y la autonomía. Si al inicio los niños más pequeños puedes ponerles la comida y el agua, peinarlos o ayudar a lavarlos, a medida que se van haciendo mayores podrán implicarse más activamente en los cuidados del animal, llevándolos a pasear, dándole medicamentos si es necesario, etc.

En cualquier caso, convivir con un animal enseña al niño o niña aprender a cuidar de otro ser vivo, respetar sus necesidades y atenderlas, fomentando así su responsabilidad, empatía, dedicación y compromiso. Para un niño, según muestras distintos estudios, su amigo a cuatro patas es la fuente más importante de apoyo, seguridad y afecto después de sus padres, y los protege de sentimientos de tristeza, soledad o miedo. Además, el animal supone para los pequeños su más fiel compañero de juegos. Los animales devolverán con creces ese afecto al niño o niña, ya que, aparte del carácter cariñoso general de los perros, especialmente, éstos diferencian entre mayores y niños, creando a su vez un vínculo de ternura y protección hacia los pequeños de la casa.

Niño_perro_cama

Los niños y niñas que han convivido con perros suelen tener más facilidad en relacionarse con otras personas, tanto de pequeños como a lo largo de su vida, y desarrollan de forma más natural y temprana cualidades afectivas importantes en la vida social. Además, distintos estudios apuntan a que los niños expuestos desde temprana edad a animales cuentan son un sistema inmunológico reforzado.  

Si bien muchos de los aprendizajes de los niños que viven con animales los asociamos al juego, a la compañía y a la complicidad, esos niños tendrán que lidiar algún día, inevitablemente, con la enfermedad y/o pérdida de su amigo a cuatro patas. Uno de los momentos más tristes de la vida del niño, pues probablemente será su primera pérdida de un ser próximo, se puede convertir para los padres en un momento para gestionar el duelo, tratar la enfermedad, la muerte y la pérdida, y “preparar” al menor para experiencias futuras. Es importante que los adultos que rodean al niño no subestimen el significado de esa pérdida para el niño o niña, y le atiendan en su tristeza, sus dudas y reflexiones.  

Niña_gato 

Si para todos los niños y niñas tener un animal suele suponer un gran beneficio físico, emocional y social, lo es especialmente para niños con alguna dificultas motriz o emocional, especialmente en situaciones de autismo o en menores con síndrome de Down. Participar en actividades y terapias con animales puede mejorar su comunicación e interacción con su entorno, así como mejorar su autoestima y confianza, pues el niño o niña no se sentirá juzgado por un animal como puede sentirse por parte de un adulto. Los animales más indicados para este tipo de terapias son los caballos y los perros. En algunos casos, también los delfines.

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En definitiva, poner un animal en tu vida (y tú, ponerte en la del animal) es en la mayoría de los casos una experiencia extraordinaria para los pequeños. Eso sí, no todos los animales son indicados para todas las familias. Antes de decidirse por uno u otro (siempre es preferible adoptar, teniendo en cuenta la alta tasa de abandonos, maltratos y natalidad), habrá que considerar los siguientes aspectos: elegir animales sociables e inofensivos para niños, evitando los reptiles en edades tempranas; evitar que los niños estén en contacto directo con los excrementos de animales, por lo menos durante los primeros años, inculcar en nuestros hijos e hijas hábitos de higiene estrictos después de tocar o jugar con el animal o de manipular sus objetos, y, naturalmente, visitar periódicamente al veterinario para mantener el animal en buen estado de salud para él o ella y para los humanos que lo rodean.

niño_sharpei 

Y vosotros, ¿tenéis animales en casa? ¿Qué cualidades creéis que han desarrollado vuestros pequeños con ellos? 

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